A los 10 años, a punto de dar el salto al club River Plate de Buenos Aires, se le detectó un retraso en el desarrollo óseo causado por un bajo nivel de hormonas del crecimiento; el tratamiento médico era muy costoso, los clubes no quisieron afrontarlo y su padre, que no disponía de los recursos económicos necesarios, decidió entonces emigrar a Barcelona con su familia, donde se le había presentado una posibilidad laboral. En septiembre de 2000, Leo Messi realizaba una prueba en el F.C. Barcelona; el técnico Carles Rexach quedó maravillado con su talento futbolístico y, firmando en efecto un contrato en una servilleta de papel, como cuenta la anécdota, lo incorporó al club, que se hizo cargo del tratamiento del chico. Messi tenía entonces trece años y medía 1,40.
A partir de ese momento Messi se formaría en la Masia, centro de entrenamiento de la cantera azulgrana, donde pasó por las diferentes categorías (Infantil A, Cadete B, Cadete A, Juvenil A, Barça C y Barça B) antes de llegar al primer equipo, ya en la era del presidente Joan Laporta. Aunque participó en el amistoso que enfrentó al FC Barcelona con el FC Porto en el partido de inauguración del Estadio do Dragáo (16 de noviembre de 2003), su debut oficial en primera división con la camiseta azulgrana se produjo el 16 de octubre de 2004 en Montjuic, en el clásico derby con el Español de Barcelona.
Pero la progresión del ariete no había hecho más que empezar. La temporada 2005-2006, después de un gran debut en el trofeo Joan Gamper contra la Juventus de Turín, fue ya sin duda una buena campaña, aunque una lesión muscular lo apartó de los terrenos de juego en el tramo final de la competición. Se exhibió en el Santiago Bernabéu, en un memorable partido en el que los azulgranas vencieron al Real Madrid por 0-3, y en Stamford Bridge, en los octavos de final de la Liga de Campeones contra el Chelsea. El resultado de la temporada para el equipo de Frank Rijkaard no pudo ser mejor: ganó la Supercopa de España, la Liga y la Liga de Campeones, la segunda de su historia.
En 2006-2007 las cosas no fueron tan bien para el Barça, que no ganó ningún título importante, pero Messi deleitó a los aficionados con jugadas espectaculares que ya lo postularon entre los mejores jugadores del mundo. Entre sus momentos de gloria se cuenta el haber logrado los tres goles del Barcelona que le valieron el empate frente al Real Madrid, en el partido disputado en el Camp Nou el 10 de marzo de 2007.
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